Biden apoya a la UE y al Protocolo irlandés frente a los vaivenes de Johnson

Pese a sus sólo 84.421 kilómetros cuadrados de extensión y sus casi siete millones de habitantes, la isla de Irlanda se ha convertido de nuevo, en las últimas semanas, en el centro de las miradas tanto a este como al otro lado del Atlántico. El conflicto provocado por el Protocolo de Irlanda del Norte, esa parte del acuerdo del Brexit creada especialmente para evitar una frontera dura entre esta pequeña nación constitutiva del Reino Unido y la República de Irlanda, que forma parte de la Unión Europea, parece no tener una solución en el corto plazo, y cada vez son más los agentes que entran en el juego político. Como si no fuera suficiente con la crisis interna entre el Sinn Féin, el que fuera brazo político del IRA y ganador de las elecciones del pasado 5 de mayo, con los unionistas del DUP, que se niegan a formar gobierno si no se elimina el protocolo, y la creciente tensión entre Londres y Bruselas por el enquistamiento en este tema, ahora Estados Unidos ha cambiado su posición y parece que el gobierno del presidente Joe Biden se inclina más a apoyar a Europa que a Boris Johnson, quien ha puesto en marcha un plan para modificar de forma unilateral el acuerdo.

Así se desprende de las advertencias vertidas el jueves por la noche por la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, en un comunicado en el que amenazó con bloquear el acuerdo comercial con Reino Unido, una de las grandes esperanzas de Johnson tras el Brexit, si el gobierno británico no respeta lo pactado. «Los Acuerdos del Viernes Santo son la base de la paz en Irlanda del Norte y un faro de esperanza para todo el mundo», aseguró Pelosi, quien consideró que «garantizar que no haya una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte es absolutamente necesario para mantener este acuerdo histórico», que fue firmado en 1998, poniendo así fin a tres décadas sangrientas en la región que se saldaron con la muerte de más de 3.500 personas. «Es profundamente preocupante que el Reino Unido ahora busque descartar unilateralmente el Protocolo de Irlanda del Norte, que preserva el importante progreso y la estabilidad forjados por los Acuerdos», aseveró Pelosi, quien reiteró que «como he dicho en mis conversaciones con el primer ministro, la ministra de Exteriores y los miembros de la Cámara de los Comunes, si el Reino Unido decide socavar los Acuerdos del Viernes Santo, el Congreso no apoyará un acuerdo de libre comercio bilateral con el Reino Unido». En el texto, la presidenta de la Cámara de Representantes instó a todas las partes a mantener «negociaciones constructivas, colaborativas y de buena fe para implementar un acuerdo que defienda la paz», ya que «los niños de Irlanda del Norte, que nunca conocieron el cruento conflicto», ahora «no quieren volver atrás» y «merecen un futuro libre de violencia».

Estas duras declaraciones llegan precisamente antes de que este sábado aterrice en Londres, proveniente de Bruselas, una delegación de nueve miembros del congreso estadounidense que pretende, entre otros objetivos, apaciguar los ánimos entre los británicos y los comunitarios. Para conseguirlo, se reunirán en la capital con la ministra de Exteriores, Liz Truss, la secretaria de Comercio Internacional, Anne-Marie Trevalyan, el líder laborista, Keir Starmer, y Nick Thomas-Symonds, responsable de Comercio Internacional de la oposición. En el viaje de seis días, que también incluirá visitas a Dublín, Kerry y Belfast, la delegación estará liderada por Richard Neal, presidente del comité de medios y arbitrios del Congreso, quien confirmó que Biden está considerando nombrar a un enviado especial para Irlanda del Norte ante el aumento de la tensión.

Un serio correctivo

El cambio de posición del Ejecutivo de Biden, que pese a no haber priorizado un acuerdo comercial con sus aliados británicos en este primer año y medio de mandato sí ha destacado la buena relación entre ambos países, es un varapalo para Johnson, que esperaba que una vez abandonada la Unión Europea se le abrirían las puertas de tratados comerciales con otras naciones, siendo uno con Estados Unidos el más importante en su agenda. Cabe recordar que el presidente Biden, que tiene raíces irlandesas, siempre se mostró opuesto al divorcio entre el Reino Unido y la UE, e incluso ya había declarado que el proceso de paz, del que su país es garante neutral, no podía ser «una víctima del Brexit».

La reacción desde el seno del gobierno británico ha sido contundente. Conor Burns, enviado especial para el Brexit a Estados Unidos, declaró este viernes que el Reino Unido no está dispuesto a ceder a la presión de los norteamericanos sobre el Protocolo, incluso si esta posición le cuesta el tan anhelado acuerdo de libre comercio. «Buscamos un TLC ambicioso con los Estados Unidos, pero no puede haber conexión entre eso y hacer lo correcto para Irlanda del Norte», afirmó. También comentó al respecto Jeffrey Donaldson, líder del Partido Unionista Democrático (DUP): «Si Nancy Pelosi quiere que se proteja el acuerdo, entonces tiene que reconocer que es el Protocolo el que lo socava».

Desde Bruselas, el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic afirmó, tras reunirse con los congresistas estadounidenses, que la «única forma» de proteger el acuerdo de paz en la región es a través de «soluciones conjuntas» y no de medidas unilaterales como las que pretende aprobar el premier británico, a quien muchos acusan de haber firmado el pacto sin haber estado nunca dispuesto a cumplirlo.

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Fuente: ABC