“El riesgo de nacer wichí y mujer” | Un artículo de alcance nacional muestra la violencia obstétrica en las mujeres originarias de Salta

Una periodista salteña publicó una de las 24 historias que reflejan cómo se violaron derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ durante la pandemia.

El sitio Los derechos no se aíslan publicó 24 historias, una por cada provincia y la Ciudad de Buenos Aires, que reflejan cómo se violaron derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ durante la pandemia.

Municipalidad de Salta

Todas las notas publicadas formaron parte de una investigación colaborativa y federal. El objetivo fue «visibilizar el mapa de la vulneración de derechos de mujeres, adolescentes y personas LGTTBIQ+ en Argentina en el contexto de pandemia por la COVID-19”. La presentación de los trabajos asegura que «cada protagonista de estos relatos atravesó un sufrimiento innecesario y hacerlo visible es aportar al camino para que los derechos contemplados en las leyes –y los que faltan legislar– se garanticen”.

La historia correspondiente a nuestra provincia lleva la rúbrica de la periodista Silvia Noviasky y la ilustración de Amparo Guindon. El trabajo comienza resaltando que nuestra provincia es la más multiétnica de Argentina con 14 etnias que se reparten entre 400 comunidades: wichí, chorote, churupí, tupi guaraní, ava diaguita, coya, tastiles, para luego destacar que “un cuarto de las 2 mil organizaciones indígenas reconocidas en el país reside en Salta”.

Noviasky cuenta que el norte salteño suele ser noticia por inundaciones o desnutrición. «En este contexto la atención sanitaria de las mujeres y diversidades indígenas es algo de lo que se habla poco y nada», explica. «Sin embargo, la denuncia que se radicó recientemente por la muerte de una joven wichí luego de parir, abrió la puerta para debatir sobre violencia obstétrica, un tema aún poco explorado en esas tierras», agrega.

En el artículo la periodista entrevista a Víctor Paz, de la misión wichí de Rivadavia Banda Sur. El hombre habla sobre la muerte de su hija mayor, Fabiana, que murió en septiembre, a los 21 años, por un paro cardíaco a raíz de una hemorragia sufrida durante tres horas luego de parir a su cuarta hija. Y agrega que Fabiana fue madre adolescente. “Tenía como 13 años cuando fue mamá por primera vez. No sé si será violación…”.

El 1 de septiembre, Fabiana comenzó con el trabajo de parto. Fue trasladada por una ambulancia al hospital local junto a su suegra. El parto fue a las 11 de la mañana. «Cuarenta y cinco minutos después, la agente sanitaria Gladys Acosta llegó a la casa de los Paz y les avisó que Fabiana sería derivada a Orán urgentemente», escribe la periodista.

La esposa de Paz fue a ver a su hija. “Cuando ella llegó al hospital, en ningún momento la dejaron verla porque ya estaba la ambulancia por marcharse. Le entregaron a la bebé y la pusieron adelante, en la cabina. Atrás iba Fabiana con un enfermero”, cuenta Víctor en la nota, y agrega que la ambulancia «paraba a cada rato, eso es raro». «Hasta que se bajó el chofer y dijeron que iban a ir a La Unión. A la Nancy no la dejaron bajar, le dijeron ´Quédese aquí, madre´. La bajaron primero a la Fabiana y recién cuando ella estaba adentro, le abrieron la puerta de la ambulancia. Veía rostros de preocupación. Vos sabés que ahí dijo el doctor de La Unión que iban a pedir el vuelo sanitario, que iba a llegar dentro de una hora. Entraron cinco médicos y enfermeros. Ella pedía ver a su hija y le palmearon la espalda, le tocaron la cabeza. Después tuvo la oportunidad de verla un ratito, debe ser que le quiso mostrar el bebé. La tocó y dice que no tenía nada de pulso…”, continúa.

Fabiana falleció. Días después, Víctor hizo la denuncia y exigió saber qué pasó con su hija. En el Hospital de La Unión constató que el certificado de defunción tenía errores en el nombre y domicilio. Que por la historia clínica, Fabiana debería haber sido llevada a Orán porque padecía anemia y problemas de presión. Sospechó que su hija no había muerto en La Unión sino en Rivadavia.

Noviasky relata que las sospechas de Víctor van más allá de la pandemia y asegura que las negativas se deben a discriminaciones y problemas de comunicación: “A una criolla sí la derivaron. Había una primeriza y el agente sanitario insistió. Por esa razón, me supongo que tiene que haber alguien que exija. Para ellos, nosotros somos matacos e ignorantes y cuando hay un atraso (muerte) familiar no tenemos lágrimas… Eso escuché que decían los enfermeros, que nadie de nuestra comunidad dice nada”.

Fuente: Cuarto