Irán clama venganza tras el asesinato del cerebro de su programa nuclear del que culpa a Israel

Irán clama venganza tras el asesinato del que era considerado padre de su programa nuclear, el científico Mohsen Fakhrizadeh, y señala directamente a Israel como autor del atentado. Dos años después de que Benjamín Netanyahu destacara su nombre y apellido en una comparecencia sobre el programa atómico, Fakhrizadeh, de 63 años, fue asesinado en Absard, a 60 kilómetros de Teherán. «Recordad ese nombre», fueron las palabras que le dedicó el primer ministro de Israel en aquella comparecencia en la que desveló que trabajaba en proyectos secretos. El general Mohamed Baqeri, jefe del Estado Mayor iraní, prometió una «dura venganza» contra los autores a los que definió como «mercenarios ciegos de la arrogancia del régimen sionista», en alusión a Israel. Baqeri dijo que el ataque fue «un acto brutal» que acarrea «pesadas y trágicas» consecuencias al sistema defensivo del país.

Según informaron los medios oficiales, una furgoneta explotó al paso del vehículo de Fakhrizadeh para bloquear la carretera y después varios desconocidos abrieron fuego contra él y sus guardaespaldas. El científico fue evacuado de urgencia a un hospital, pero pasados unos minutos el ministerio de Defensa confirmó su «martirio» debido a las graves heridas sufridas. En el atentado y posterior tiroteo fallecieron «varias personas», destacó la agencia Tasnim, pero no se desvelaron las identidades.

Su figura era tan relevante dentro del programa nuclear como opaca de cara a los medios de comunicación. La inteligencia estadounidense le consideraba «el cerebro del programa de armas nucleares de Irán, que fue desmantelado antes del 2000», recogió The New York Times. Ese programa se llama Amal (que significa «esperanza») y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) confirmó que los iraníes lo suspendieron en el 2000.

Las cuentas vinculadas a la Guardia Revolucionaria en las redes sociales apuntaron al Mossad como responsable de esta operación que «supone un gran golpe psicológico y profesional para Irán», en opinión del analista de seguridad y colaborador habitual del diario israelí Haaretz, Yossi Melman, que recordó en un tuit que se trataba de una persona a la que los servicios de inteligencia israelíes seguían «desde hace años». Donald Trump retuiteó a Melman. Desde la oficina de Netanyahu señalaron que no pensaban hacer declaraciones sobre lo ocurrido en Teherán.

En el punto de mira

Mohsen Fakhrizadeh es el último nombre de una larga lista de científicos asesinados. El 29 de noviembre de 2010 Majid Shariari, profesor en la Universidad Shahid Beheshti de Teherán y miembro de la Sociedad Nuclear de Irán, perdió la vida y su mujer resultó herida en una explosión registrada a pocos metros de su casa en Teherán. Ese mismo día, a poca distancia, su colega Fereydoon Abbasi, físico especialista en láser en la misma universidad, y la esposa de este resultaron heridos tras un ataque de similares características.

Shariari fue el tercer científico asesinado en apenas tres años, tras Masoud Alí Mohamadi y Ardeshir Hosseinpour. En 2012, Mostafa Ahmadi Roshan, un joven científico nuclear fue abatido a tiros al salir de su casa en la capital. En todos los casos las autoridades israelíes apuntaron directamente a los servicios de inteligencia israelíes.

A los asesinatos de científicos hay que sumar diferentes secuestros y explosiones como las ocurridas en los últimos meses. En julio, una fuente de un servicio de inteligencia de Oriente Medio consultada por The New York Times confirmó un ataque contra la planta nuclear de Natanz tras la colocación por parte de Israel de «una bomba poderosa». El Estado judío, como hace habitualmente en estos casos, ni confirmó, ni desmintió su implicación, pero Gabi Ashkenazi, ministro de Exteriores, declaró que «no se puede permitir a Irán dotarse de capacidad nuclear» y por ello «llevamos a cabo acciones de las que es mejor no hablar».

El programa nuclear iraní está en el punto de mira de Estados Unidos e Israel, que desconfían de sus intenciones y piensan que quiere dotarse de un arma atómica.

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Fuente: ABC