La Unión Africana teme un genocidio en el norte de Etiopía

El Gobierno etíope, presidido por el Premio Nobel de la Paz Abiy Ahmed Ali, ordenó ayer a su Ejército el ataque final contra las fuerzas rebeldes de la región norteña de Tigray, una decisión que implica el bombardeo por tierra y aire de la capital regional, Mekele, donde reside casi medio millón de civiles. Una delegación de la Unión Africana, compuesta por tres expresidentes, se encuentra desde ayer en Adis Abeba para tratar de convencer a Abiy de que detenga la orden de ataque, que según la ONU podría producir una matanza de civiles y otra tragedia humanitaria en el Cuerno de África.

El conflicto en el segundo país más habitado del continente estalló en octubre, cuando Adis Abeba acusó sin pruebas a las fuerzas del Gobierno regional del norte, controlado por el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF), de atacar un cuartel del ejército federal. La disputa, sin embargo, tiene raíces exclusivamente políticas. El TPLF –que durante muchos años dirigió la coalición de gobierno federal en Adis Abeba– acusa a Abiy de querer perpetuarse en el poder por su decisión de cancelar este año las elecciones con el argumento de la pandemia de coronavirus. Tigray celebró, en cambio, elecciones autonómicas en septiembre, pese a la oposición de Adis Abeba, que las considera «ilegales». En esos comicios, el TPLF volvió a obtener una rotunda victoria en la histórica región del norte, cuna de una de las civilizaciones más antiguas del mundo y patria de una de las primeras iglesias cristianas.

Es la etnia, y no la religión, el factor que parece dominar en el pulso entre Abiy (galardonado en 2018 con el Nobel de la Paz por su negociación con Eritrea), protestante de origen musulmán, y el TPLF, representante de una región con un 96 por ciento de cristianos ortodoxos. Desde la victoria sobre el comunismo, Etiopía ha basado su modelo político en coaliciones de partidos vinculados a las etnias de las distintas regiones del país. Abiy Ahmed ha cambiado las reglas con una coalición que pretende crear «partidos multiétnicos» para fortalecer el poder central de Adis Abeba en detrimento del de las autonomías, proyecto que rechaza de plano Tigray.

En su comunicado de ayer, para anunciar el comienzo del ataque a Mekele, el primer ministro pidió a la población civil que «se quede en sus casas y alejadas de los objetivos militares» para minimizar el número de bajas entre la población. El apagón informativo impide tener datos precisos de la tragedia que se cierne, aunque la ONU teme una avalancha de desplazados etíopes al vecino Sudán, que ya sufre una tragedia humanitaria en sus campamentos.

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Fuente: ABC