Trump y Biden se citan en el barro

«Really ugly». «Muy feo». Así explica recientemente Joe Biden, el candidato demócrata a la presidencia de EE.UU., cómo espera que sea la recta final de la campaña. El primer debate entre candidatos, esta noche desde Cleveland (Ohio), le dará la razón. La expectativa es un encuentro con golpes bajos y salidas de tono. El primero lo ha recibido Trump por parte de los medios: este domingo, solo dos días antes del debate, «The New York Times», quizá el más combativo con el presidente de EE.UU., publicó la información fiscal de Trump. Era uno de sus secretos mejor guardados y carnaza electoral, ya que es un insulto a la cara de las bases de Trump, el votante de clase media que comprueba cómo ha pagado más impuestos que un multimillonario de éxito.

Trump saldrá, previsiblemente, al ataque. Porque no sabe ir de otra manera y porque lo necesita. Las encuestas muestran que el presidente va en desventaja (una diferencia de casi siete puntos a nivel nacional según el acumulado de RealClearPolitics), aunque se han acortado algo en las últimas semanas y lo que pase en los estados bisagra, que deciden la elección, es todavía muy incierto.

El nivel que Trump busca mantener en el debate ha quedado claro en los últimos días, cuando ha exigido a Biden que pase por un control de drogas después de deslizar, sin ninguna prueba, que el demócrata las utilizó para tener mejor rendimiento en los debates de primarias. Pero habrá mucho más que eso. Trump, que se refiere a su rival como «Sleepy» («adormilado», «lento») Joe, ha definido a Biden como una persona senil, incapaz para estar en el cargo e insistirá en el retrato.

Es muy probable que también acuda a los ataques familiares contra Biden, centrados en su hijo Hunter y sus tratos en Ucrania cuando el demócrata era vicepresidente, un asunto que podría desestabilizar emocionalmente a su rival, al que su sangre irlandesa le hierve cuando le tocan a la familia.

Entre los temas de fondo, Biden también tendrá muchas preguntas que responder: cómo actuará con China, por qué muchos de los abusos policiales suceden en ciudades y estados controlados por demócratas desde hace décadas o su posición sobre una posible ampliación del Senado, que asustaría a sus votantes centristas.

Biden también será agresivo

En todos estos temas, Trump buscará pintar a Biden como una marioneta del sector más radical de los demócratas. La estrategia del demócrata, probablemente será no entrar en el juego de Trump e insistir en la tragedia de la pandemia gestionada por su rival, en los efectos de su renovación expedita del Supremo y en los impuestos que evitó pagar el presidente durante años.

Es un axioma de esta campaña que Biden solo necesita no cometer errores para ganar la elección. Pero Biden tiene inclinación por los errores, por la confusión de cifras o nombres y por perderse en razonamientos. Y, además, un debate televisivo no es una conversación razonada, es más una pelea de «reality» y ahí Trump, que hizo fortuna en uno de esos programas antes de llegar a la Casa Blanca, le lleva mucha ventaja.

Algunos analistas en EE.UU. que Biden necesitará también bajar al barro, e improvisar. Sobre todo, porque de Trump se sabe que romperá normas, pero no cuáles.

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Fuente: ABC