El proceso de adhesión de Finlandia a la OTAN, aunque en fase embrionaria, ya está teniendo consecuencias. Aparte del corte del flujo de gas ruso, supuestamente por negarse a pagar en rublos, también ha provocado la decisión del ministerio de defensa ruso, de proceder a la constitución y despliegue acelerado de una docena de nuevas bases militares a lo largo de los 1.300 kilómetros de frontera común. Ésta ha pasado de ser territorio neutralizado a ser percibida como hostil. Una nueva carga para Rusia que ve ampliado el territorio a vigilar y cubrir por sus fuerzas armadas.
Las operaciones se concentran en el Donbass y su centro de gravedad se sitúa en el baluarte formado por Lysychannsk y Sievierodonetsk, localidades «mellizas» a caballo del del río Donetsk donde, desde hace diez días, las tropas ucranianas resisten las embestidas de las rusas apoyadas por un atiborrado fuego, especialmente de artillería, drones y cohetes.
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Fuente: ABC