La calle en la que el sábado murió Davon McNeal a los 11 años está a solo cinco kilómetros de la Casa Blanca, pero bien podría estar en otro continente. Las ventanas de varios edificios están tapiadas, algunas por abandono y otras por seguridad. Las ventanas de todas las plantas bajas tienen rejas, por los robos. Aquí, en el barrio de Anacostia, los atracos a mano armada son habituales, como lo son los disparos. De hecho, el pequeño McNeal falleció tras recibir uno en la cabeza a las 21.20 del sábado, camuflado entre los ruidos de los fuegos artificiales con los que su familia y amigos celebraban el 4 de Julio, día de la Independencia de Estados Unidos.
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Fuente: ABC